Encalado

“Un uso muy característico de Menorca es el reiterado blanquear las casas. Cada sábado por la tarde se blanquean por dentro y por fuera las casas, cuyo color dominante es el blanco, a excepción de un par en Mahón que son azules, algunas de Cuidadela de color amarillento y otras de tonalidades rojizas en Alayor. Esta manía, ya que casi puede calificarse así, lega tan lejos que no sólo enjalbegan los muros, sino también los techos y las caras de los muros de las cercas, incluso llegan a encalar los terrenos que las rodean. Esta inclinación por el blanco los menorquines la han heredado de los árabes; sus iglesias blancas se originan en las blancas Koubbas.
Hay que hacer notar, sin embargo, que esta reiteración en el encalado no obedece únicamente a fines de limpieza, sino que se hace necesaria para el mantenimiento del marés, que es muy fino y se corroe fácilmente, tanto más cuanto que es muy poroso y, si no se recubre, absorbe gran cantidad de humedad cuando el viento hace golpear la lluvia contra las paredes”.
Archiduque Luis Salvador, Menorca, 1897, La Foradada, 2000

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