Árboles

La vegetación ibicenca lleva la impronta común a todos los pueblos europeos meridionales. El pino marítimo ( Pinnus halepensis), que ya en la Antigüedad dio a las islas que nos ocupan el nombre de Pitiusas o “islas de pinos”, es la única especie arbórea que se presenta en forma boscosa. Con algunos ejemplares de pino piñonero ( Pinnus pinea) viste las laderas de las colinas y, en algunos puntos, incluso las hondonadas intermedias. La encina ( Quercus ilex), tan extendida en el resto de la Baleares, es muy rara en Eivissa, donde sólo se encuentra en las proximidades de St. Joan. En los bancales artificialmente aplanados en su mayoría, al igual que en el llano, crecen profusamente las higueras, olivos y algarrobos; en suelos más ricos abunda el almendro. La palmera datilera alcanza en Eivissa una altura considerable y ofrece frutos bien sazonados, que contra el oscuro verde de la palma diríanse áureos racimos de uva.

   

Las arquerías se rodean asimismo de numerosos granados y chumberas. Los primeros forman arbustos de hermoso colorido con su carga de frutos semiabiertos, aromadores del entorno; las segundas, en cambio, constituyen masivas formaciones de gran densidad, con los miembros alborotadamente entrelazados. Otras especies frutales, como los melocotoneros, cerezos, perales, manzanos y membrillos son raros y sólo se dan en algunos huertos. Los naranjos amargos y los limoneros crecen en pequeños grupos, pero de modo tan exuberante que su presencia se hace sentir sea por el verde oscuro de su manto, sea por el aroma con que nos regalan.

Archiduque Luis Salvador de Austria. Las Baleares por la palabra y el grabado. Primera parte: Las Antiguas Pitiusas. Ed. Sa Nostra, Caja de Baleares. Palma de Mallorca. 1.982.

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