Pitiusas

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De ses Ferreries a la catedral

Si, en cambio, proseguimos calle adelante entre los árboles que la enmarcan, ejemplares jóvenes pero en parte secos dada la aridez del suelo, damos con una serie de edificaciones que cuentan entre las casas más importantes de la ciudad, algunas de varias plantas, de construcción más moderna y en que el inveterado blanco del revolqué ha sido remplazado por el amarillo, marrón y hasta azul celeste.

Más adelante surge a nuestra vista, a la izquierda, la iglesia de Sant Domingo, de exterior harto sencillo, aunque tres cúpulas correspondientes a otras tantas capillas adosadas a la nave principal le confieren un aspecto ciertamente característico y desusado. Las mencionadas cúpulas sobresalen por encima de las murallas y pueden divisarse desde el mar, a no poca distancia.

Un churrigueresco portal de mármol da acceso al interior de la iglesia, de estilo igualmente barroco, con capillas laterales y un aislado altar mayor, de mal gusto, en el centro, rodeado de alegóricas radiaciones de divinidad.

No lejos de Sant Domingo se encuentra, en una calle lateral, el espacioso, aunque sencillo y dilapidado Casino. Con dependencias mayores de lo que acostumbra Eivissa, entre las que destaca un salón de baile y una sala de lectura y juego.

Prosiguiendo por la misma calle, que a partir de Sant Domingo aparece adoquinada y provista de una canal media de desagüe, pasamos por delante de la pequeña Estafeta de Correos y Telégrafos, para llegar al fin a la Casa Consistorial, en un estrecho patio en el que crecen algunos limoneros y al que se accede por un portal que muestra un letrero indicativo del lugar. Al lado de la Casa Consistorial se encuentra la Cárcel Pública, donde cumplen arresto sólo algunos detenidos ibicencos, no encontrándose en ella ninguno de los deportados.

Salvadas algunas curvas y recodos, la calle nos lleva hasta un pequeño portalón conocido por el nombre de Sa Portella, con bóveda de cañón, y que se abre a la calle de igual nombre. Girando a la izquierda damos a pocos pasos con la no muy grande Plaça de la Catedral, que en uno de sus lados forma una especie de terraza desde la que se domina toda la Marina y el puerto; frente a dicho mirador, del otro lado de la plaza, se encuentra la Catedral, construida en el punto más alto de la colina donde asienta la ciudad de Eivissa.

Archiduque Luis Salvador de Austria. Las Baleares por la palabra y el grabado. Primera parte: Las Antiguas Pitiusas. Ed. Sa Nostra, Caja de Baleares. Palma de Mallorca. 1.982.

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