La Marina

La Marina se extiende pegada a la muralla y limitada por el Noroeste, desde la punta del Baluard de Sant Joan hasta las aguas del Puerto, por un grueso muro recto, en realidad construido por dos paredes más bien delgadas rellenas interiormente de tierra y cascotes.

Las callejuelas de esta zona son más anchas y rectas que las de la propia ciudad, pero también más sucias por la falta de declive. Las aguas residuales de las casas se estancan en la canal existente en el centro de la vía, y mezclándose con las aguas del mar difunden un olor insoportable, al tiempo que mal contribuyen a la higiene del lugar.

Cerca del muelle, las casas presentan tejados muy poco inclinados; otras, sobre todo en la punta de la Torre del Mar, simples azoteas planas. Fieles a la usanza española, ninguna casa carece del adorno de algún balcón sobresaliente, con baranda ya de hierro ya de madera; sin embargo, son pocas las casas con persianas que atenúen los tórridos calores estivales.

Archiduque Luis Salvador de Austria. Las Baleares por la palabra y el grabado. Primera parte: Las Antiguas Pitiusas. Ed. Sa Nostra, Caja de Baleares. Palma de Mallorca. 1.982.

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