Puerto de Zante
“Los venecianos empezaron a construir el muelle y se nombro tres aristócratas con el título de POSSIDENTI ALLA FABBRICA DEL MOLO que tenían la obligación de ocupar este puesto durante dos años sin cobrar. […] Empezaron en 1787 a amontonar el puerto interior. Cuando llegaron los republicanos franceses se paró la construcción del muelle pero los ingleses siguieron en 1811, lo terminaron porque la camera iónica dio el dinero para terminar y finalizar la obra en 1820. En 1846 se plantó los primerosárboles. Últimamente se alargó el muelle gracias a la financiación del gobierno griego. Se empezó el trabajo en 1891, terminándolo en 1895, y entregándolo en 1897 al gobierno. Costó 884.546 dracmas. Según los planos nos está acabado el trabajo aún, es necesario hacer un muelle como protección contra los vientos del sureste. Para este muelle existen ya dos proyectos, uno más cerca del puerto nuevo, otro más lejos, que también evitaría la acumulación por el Potamos cerca de Ayos Dyonisios y Ayos Charlambos. Además debería haber un rompeolas exterior y aislado para proteger la entrada del puerto hacia el sureste.”
De todos los embarcaderos de las islas Iónicas se puede elegir la rada de Zante como la más ventajosa. La brisa del norte y noreste son frecuentes y refrescantes; suelen llegar pronto por la mañana antes de la brisa del mar y siguen a la misma por la noche durante la estación caliente. La rada ofrece una protección potente contra el suroeste y es un refugio espléndido para los veleros; solo existe un peligro permanente por el viento del noreste que de vez en cuando es impetuoso y el que más se tiene que temer; hay un dicho antiguo: Greco Levante guardati da Zante. El muelle de ahora ofrece una protección potente contra este viento.
Hay que observar al farero en las tardes de tormenta como se acerca cuidadosamente al palo del faro, evitando las olas que sobrepasan el muelle hasta que pueda – atacado por los vientos - subirlo con dificultad. Algunas veces le cuesta mucho abrir la luz que – mojándose cuando lo abre – luego quema un rato bastante mal. A veces lo guarda hasta media hora y se va felizmente a su casa cuando está seguro que la luz avisador quema y brilla en la oscura noche de tempestad.
Que ahora estamos en el puerto, no podemos ignorar el Potamos o Fiumara que desemboca en el mismo. Corre – por debajo de un puente bajo de cuatro arcos – entre las iglesias de Ayos Gerasimos y Ayos Charalambos, a la última la debe su nombre, al mar. Muy bonita es la vista por encima de su desembocadura a la tramontana de la costa de Morea, sobre todo en días claras. El Potamos ( Fiumara) casi no llega al mar en verano, solo forma unos charcos. Durante el invierno corre con fuerza hacia el puerto y lo embarra bastante, consecuentemente se tiene que dragar muy a menudo.”
