Bahía de Palma (1)

"Cuando navegando en alta mar se arriba a la amplia bahía de Palma, particularmente si se viene del oeste, van emergiendo en la lejanía, de un modo paulatino, encantadoras e inmóviles, las torres, después de las doradas murallas y finalmente las casas asentadas en la ribera de la capital de Baleares. Un alto cerco de montañas de un azul de zafiro le sirven de fondo, con su silueta fuertemente diseñada en el éter celeste, formando en conjunto un radiante cuadro. Altivas se levantan las grises cumbres, rompiéndose en oscuros valles, de modo que luces y sombras se combinan en una armonía feliz. A la izquierda orlan la verde llanada dos series de molinos de viento que vistas desde el mar semejan las extendidas alas de un blancor deslumbrante de una gigantesca y fantástica ave. Existen muy pocas ciudades en el mundo que ofrezcan al forastero que a ellas llega una fisonomía tan amable, pues en muy pocas se combinan como aquí la forma y el color para producir un efecto tan armonioso."

Archiduque Luis Salvador de Austria. Las Baleares por la palabra y el grabado. Mallorca: Ciudad de Palma. Ed. Sa Nostra, Caja de Baleares. Palma de Mallorca. 1.982.

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